sábado, 29 de octubre de 2016

Libros del otoño 2016. Segunda parte

He estado leyendo el último libro de un compañero de trabajo: "La irá del camaleón".
En este último libro Pedro Víctor hace un profundo y complejo trabajo de investigación sobre unos hechos y unas ideas que estuvieron muy de moda a principios del siglo XX. Evidentemente luego recrea la vida y los actos de una serie de personas, en base a lo conocido, pero sin cortarse a la hora de novelar.
Un problema en la novela son los continuos saltos en el tiempo. Es evidente que eso le da profundidad a la novela, pero en algún momento te descoloca y pierdes el hilo argumental.
Otro problema son los diferentes personajes principales y secundarios que se entremezclan, puesto que llegas a no saber a cuento de qué están ahí.
Sin embargo, la novela es entretenida porque te va llevando, incluso cuando te pierdes por todo lo dicho anteriormente, a un final lógico y esperado, puesto que no puede cambiar la historia que conocemos.
No estamos ante una extraordinaria novela, pero tampoco ante una mala novela. Entretenimiento bien realizado
Sin más.

jueves, 13 de octubre de 2016

Libros del otoño 2016. Primera parte

Estos últimos días he estado leyendo un libro de Luis Pancorbo sobre un viaje a varios países que se formaron tras la disolución de la URSS. Lo curioso del viaje es que el autor utiliza como hilo argumental el seguimiento de varios escritores que residieron en estos países. El libro se llama "Viaje del mar Negro al mar Báltico".
La historia empieza en Moldavia. El libro nos llama la atención sobre un país que, aunque situado en el corazón de Europa, es bastante desconocido para los europeos. Encima nos describe la situación de una parte del país que se ha independizado "de facto" del resto. Aunque parezca increíble se ha creado una frontera dentro del país sin que haya trascendido al resto del mundo. Durante el recorrido por Moldavia el autor realiza una breve excursión a Odessa, recordándonos la famosa escena de las escaleras de la película.
Después nos vamos a la península de Crimea, todavía antes de independizarse para unirse a Rusia. El autor se centra en el cerco de Sebastopol por parte de los ingleses y en el palacio donde se hicieron las negociaciones de la conferencia de Yalta.
La continuación en Kiev nos describe Ucrania hoy en día, un país donde la desesperación y la falta de futuro se antojan cada vez más ciertos. Sin embargo nos describe de nuevo algo que casi nadie conoce, las catacumbas de Kiev.
El paso por Polonia le lleva, aún a regañadientes, al campo de Auswich. La desazón que provoca su lectura no deja indiferente a nadie.
Terminamos en Lituania, hablando de preciosas ciudades que han mantenido su espíritu medieval. Hablando también de un consul español que terminó allí no se sabe por qué.
En definitiva, un buen libro de viajes. Además, partiendo de una premisa diferente. Me ha gustado mucho

martes, 4 de octubre de 2016

Vacaciones del verano 2016. Trigésima parte

Un paseo por Soria se concentra, fundamentalmente, en calle Mayor arriba y calle Mayor abajo. Sin embargo en alguna de las calles laterales se ven casonas/Palacios de otro tiempo con sus escudos y sus pórticos de entrada. Al final de la calle llegamos a la plaza Mayor, llena de zaragozanos comiendo y bebiendo, celebrando el Día del partido con el Numancia. Curiosamente, al otro extremo de la calle Mayor, en una plazoleta lateral, han montado una discoteca móvil y están comiendo y bebiendo los seguidores del Numancia. Lo mejor de todo es ver como un equipo de fútbol de segunda División le trae vida y dinero a la ciudad.
Como teníamos hambre nos hemos metido en el Casino a comer. Tanto a Juanma y Eugenia, como a nosotros, nos ha llamado la atención la estética de principios del siglo XX totalmente caduca y demodé. Pero decidimos quedarnos y comimos bien. No fue nada del otro mundo, pero tampoco estuvo mal.
Un paseo después nos condujo a una pastelería donde acertamos la jornada con un café y unos pastelitos.
Lo peor de todo la despedida y el largo viaje a casa, pero el fin de semana mereció la pena.

Libros del verano 2016. Décimo cuarta parte.

Leer un libro de un premio Nobel siempre me da un poco de respeto. Pienso que quizás le hayan dado el premio por ser un virtuoso de las letras, o por ser muy "profundo", y me temo que sea aburrido.
Sin embargo, Heinrich Bolt venía recomendado por Javier Reverte y eso es garantía de calidad y entretenimiento. Así que emprendí con ilusión su "Viaje a Irlanda". ¡y no defrauda!
El libro nos cuenta el viaje del autor a mediados del siglo XX a un recóndito paisaje del lejano oeste de Irlanda. En ocasiones parece que estamos en un sitio que sigue igual desde que existen los tiempos. Costumbres, tradiciones, maneras de vivir que se enraízan en tiempos lejanos. Pobreza típica desde que el ser humano es humano. Sin embargo, algo está cambiando y el autor nos cuenta cómo el progreso va llegando a esa zona de la isla que está claramente empobrecida y atrasada.
El libro no es muy largo, pero aún así te cuenta perfectamente todo lo que quiere contar. Se lee muy rápido y se disfruta.
¡Un gran libro!

lunes, 3 de octubre de 2016

Vacaciones del verano 2016. Vigésimo novena parte

Habíamos pasado varias veces por Soria, pero nunca nos habíamos llegado ni a bajar del coche. Está vez, sí.
Pero antes nos acercamos a las ruinas de Numancia. Una vieja ilusión nos hacía desear ver las ruinas de una ciudad que resistió a los romanos. La ilusión, sin embargo, provenía de los relatos que nos leían en el colegio de niños donde se ensalzaba eso tan despreciado ahora, el espíritu Nacional. Todavía recuerdo aquellos relatos en clase de las tardes de invierno, ya sin luz en la calle. Aquella voz suave del maestro que se iba encendiendo progresivamente al avanzar el relato. Aquel final que te dejaba totalmente asombrado, aunque fuera la segunda o tercera vez que lo escuchabas.
El corazón encogido por la valentía de aquellos españoles que no sabían que lo eran.  Éramos niños, pero estas cosas se te quedan en la cabeza para toda la vida. Así que era ineludible visitar Numancia.
La realidad, no se parece nada al relato. Ya al subir la cuesta te encuentras con un escenario montado para representar la historia. Desilusiona un poco que una historia tan importante se represente en una montaje, pero es así. Una vez en la cima te encuentras las ruinas de un pequeño pueblo que rompe con la imagen de esos suicidios masivos que te imaginabas de niño. ¡ Si eran cuatro gatos!. Han reconstruido dos casas para que veamos cómo vivían. Pero el efecto grandioso se pierde entre lo poco que queda y la pequeñez del recinto.
Media hora después, ya lo habíamos visto todo.
Por un lado una vieja ilusión que nos inculcaron de niños, cuando todavía nos permitíamos soñar con imposibles. Por otro lado una vieja ilusión que choca con la realidad que nos encontramos de adultos. ¿Qué pesa más? Sigo apostando por la ilusión. Sobre todo porque si perdemos esas fantasías que nos quedaron grabadas de niños, perdemos parte de nuestro ser. Y eso no lo podemos permitir.
El visitar las ruinas con Eugenia y Juanma también ayuda a mantener la ilusión, no en vano los dos estudiamos en los Carmelitas y los dos escuchamos la historia de la misma manera por los mismos labios.
¡Ilusión cumplida!

sábado, 1 de octubre de 2016

Vacaciones del verano 2016. Vigésimo séptima parte

Quedar con Javier y Zulema siempre está bien. Además está vez hemos quedado en Lubián, el pueblo de Zulema, donde han arreglado una casa.
Nada más llegar nos hemos ido a una panadería a comprar una super empanada de un tamaño como no había visto en mi vida. Encima estaba muy buena.
Por la tarde nos hemos ido a la ermita donde hacen las romerías y desde allí nos hemos hecho una pequeña ruta de senderismo hasta un mirador sobre el río. Las vistas: espectaculares, la ruta: sencillita y no muy larga, ideal para que la pueda hacer la niña. A mitad de camino vemos un molino que ya no funciona, pero que mantiene el enorme eje y la piedra de un tamaño descomunal. Una tarde excepcional, ni demasiado calor, ni demasiado fresco.
Después de volver al pueblo cena, tras cervecita en el bar del pueblo y paseo. Estamos en un pueblo de casas de piedra, todas restauradas, donde se ve el dinero de los generadores eólicos que lo rodean por doquier.
Un día encantador.