viernes, 13 de febrero de 2015

Inspectores de educación

Como profesor soy consciente que debo adaptar mi programación a los alumnos a los que doy clase, así que voy a contar una experiencia personal que resume las adaptaciones.
Impartí clase a un grupo de tercero de ESO de diversificación. Empecé por un tema práctico de electricidad: conocer las partidas de la factura de la luz. Cuando me puse a explicar la potencia me encontré que no sabían lo que era; sin problema, les expliqué lo que era. Como no lo entendieron decidí bajar los contenidos y resumirlo en que era el mínimo que nos cobraban por "fabricar" la electricidad. Seguían sin entenderlo y tuve que simplificar de nuevo los contenidos hasta llegar a explicar que la electricidad era lo que había en los enchufes de casa. Llegados a este punto les pedí un pequeño trabajo para casa: buscar la etiqueta de los aparatos que tenían en casa enchufados o bien que se pudieran enchufar. Primera sorpresa, sólo dos chicos se molestaron en hacerlo y me trajeron uno lo que ponía una etiqueta de ropa y otro el dibujo de un contenedor de plástico. Sin problema, pensé, soy un profesional así que adaptaré de nuevo los contenidos. En resumen, un trabajo para casa en el que pidieran a sus familias que les dijeran, cada miembro de la unidad familiar, un aparato eléctrico (contaba con que los padres se implicaran y conocieran lo que hacían sus hijos).  Segunda sorpresa, sólo un alumno trajo el trabajo, pero era una nota de su padre protestando porque se le obligaba a participar en la educación de los hijos.
Llegados a este punto hicimos el examen, en el que, en vista del éxito, decidí preguntarles sólo su nombre. Tercera sorpresa, un alumno obtuvo un 10 porque escribió el nombre y los dos apellidos sin faltas. Otros dos obtuvieron un 5 porque sólo escribieron sin faltas su nombre. Otros tres obtuvieron un 1 porque pusieron su nombre con faltas o equivocado (por si alguien no lo entiende, puso otro nombre que no era el suyo). Finalmente, cuatro alumnos obtuvieron un 0 porque no escribieron ni una letra.
En definitiva, me ví obligado a suspender a todos los alumnos. Aquí es donde empezó mi verdadero calvario. En la evaluación, mis compañeros me reprocharon el suspenso general; a saber, ¿qué les pides que suspenden todos?, ¿qué profesional que no es capaz de hacer una adaptación?, ... todo lindezas de ese estilo. Después de la evaluación el jefe de estudios con frases parecidas, el director, el orientador, ...
En este momento llegó lo bueno. Apareció por el instituto el meritorio inspector (por si alguien no lo sabe por oposición sólo hay dos en León) y me amenazó de todas las maneras posibles si no era capaz de adaptar los contenidos para que aprobaran el 85% (fue incapaz de decirme qué tiene de mágica esa cifra).
Lo reconozco, me acojonó. Así que decidí adaptar de nuevo la materia al nivel de los alumnos y le dije que les haría una recuperación en el que sólo les pediría el nombre (sin apellidos) de sus padres (evidentemente tenía mucho que ver con la electricidad porque eran los que les había pedido que les ayudaran con el trabajo que ya cité anteriormente). Los resultados de examen fueron mucho mejores. Dos alumnos obtuvieron un 10 porque escribieron el nombre de su madre y padre. Otros dos obtuvieron un 8 porque pusieron bien el nombre de su madre y como padre pusieron "papá". Otros tres aprobaron porque pusieron correctamente "mamá" y "papá". Finalmente, otro puso "mamá" y dejó en blanco la pregunta padre; así que le puse un 3. Con los dos que quedaban no había nada que hacer, dejaron en blanco el examen. Todavía no sé quienes eran porque ninguno de los 10 puso correctamente su nombre.
De nuevo vino el meritorio inspector y de manera muy imperativa me acusó de no ser capaz de ir a contenidos mínimos, adaptar los contenidos a las competencias, no ser un profesional,etc.. Por supuesto, no fue capaz de decirme que era lo que tenía que hacer: "los inspectores no estamos para eso" añadió.
Finalmente decidí aprobar a todos los alumnos y el meritorio desapareció para siempre de mi vida. Aunque sigue estando puesto que fue ascendido por su gran oficio ayudando a los profesores a mejorar en su práctica docente. Ahora es político, que es donde acaban todos los peores de cada profesión.
El que quiera oír, que oiga.
Nota: El hecho está exagerado, aunque no se separa mucho de la realidad. Y la actuación del inspector es verídica.